sábado, 18 de febrero de 2012

Las Casas Menores






Bajo la barrera de adamantio conocida como el Muro se encuentran los dominios de las seis Casas de Necromunda.
Estas casas normales no disfrutan de los privilegios de las Casas Nobles. Sus habitantes están confinados en la atestada Ciudad Colmena donde las condiciones de vida son sórdidas y sucias. Los ciudadanos, como se denominan a ellos mismos, están acostumbrados a la tenue luz y al aire fétido. Puesto que no conocen nada mejor, la mayoría se conforma con esta vida de trabajo duro en las fábricas del Gremio, los talleres y las otras industrias que forman los principales negocios de la colmena.

Las casas fabrican todo tipo de productos, desde alimentos a armamento. Estos productos se venden a las Casas Nobles y de esta forma los productos fabricados en Necromunda llegan a todos los confines del universo. Entre las casas que fabrican los productos y las Casas Nobles que los compran se ha desarrollado una complicada pero eficiente relación comercial basada en la competencia.

Los miembros de las seis casas normalmente no se mezclan, y las fronteras entre sus dominios están permanentemente vigiladas para impedir la entrada a los intrusos. Cada casa está orgullosa de sus tradiciones y desprecia la forma de vida de sus rivales. En la frontera que divide los territorios de dos casas es normal encontrar una zona que es tierra de nadie o está extensamente fortificada.

Las guerras prolongadas entre casas no son frecuentes, pero han existido. Cualquier incidente, desde una simple trasgresión accidental de las fronteras a una invasión deliberada, puede desencadenar la violencia. La causa más común de animosidad son las luchas por un contrato. Estos enfrentamientos se producen cuando una casa intenta sabotear las principales factorías de una región vecina para impedir que ésta pueda cumplir un contrato. Si esto sucede, el vecino puede incurrir en fuertes penalizaciones e incluso perder un lucrativo contrato en favor de la casa rival.

No es corriente que se inicien las hostilidades abiertamente, pues la guerra entre dos casas sólo favorecería los intereses de las otras cuatro, y no favorecería a ninguno de los adversarios. Además, las Casas Nobles  desaprueban categóricamente los conflictos destructivos, porque dificultan el movimiento de mercancías y el comercio se resiente. Las Casas Nobles pueden presionar amenazando con trasladar sus negocios a otra parte antes que tolerar una guerra en la colmena. Por consiguiente, la Ciudad Colmena es normalmente pacífica y trabajadora, y la mayoría de sus habitantes son felices trabajando duro para su casa y recogiendo las pequeñas recompensas que se les ofrecen.

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